¿Qué saber antes de congelar el queso?. 

¿Qué saber antes de congelar el queso?. El queso puede ser un ingrediente versátil para todo tipo de recetas, pero también es delicado y se estropea rápidamente. La buena noticia es que el queso se congela con éxito si se sigue el proceso correcto. Si desea aprovechar al máximo los beneficios de la congelación del queso, hay algunas cosas importantes que deben saber antes de comenzar. 

Hay alimentos como las carnes o los pescados que toleran muy bien el proceso de congelación (cuando se encuentran a una temperatura de -19ºC). Su estructura no cambia demasiado y tampoco su sabor. El problema viene cuando queremos congelar productos elaborados con leche o derivados lácteos. Y es que sus proteínas son bastante inestables y sensibles a los cambios de temperatura.

Todo depende de su textura y de la cantidad de agua que tenga en su composición. Y es que, a mayor cantidad, peor es el resultado. Por ello, un queso fresco no es aconsejable congelarlo, pues con ello romperemos su estructura y perdería su suero y consistencia. 

Esto es  una verdadera pena, porque son los que menos resisten a la temperatura ambiente y sería estupendo poder aumentar un poco su periodo de conservación.

No se aconseja congelar los quesos cremosos, o pastas blandas, como es la Mozzarella. Su textura untuosa se perderá en el proceso.

Dentro de la lista de los quesos que puedes congelar encontramos los semicurados tipo Pategras, Gruyere o Fontina, por ejemplo. Este tipo de quesos soportan bien la congelación y mostrarán una textura casi perfecta, sin modificar demasiado su sabor ni su aroma.

Los quesos curados como parmesano Reggiano Sardo o Provolone, también se conservan bien, aunque en este caso sí puede afectar en el sabor final y perderán algo de su potente aroma. También podremos apreciar que su textura se desmigue al cortarse, ya que eran quesos con una estructura poco flexible. 

Ahora que ya tenemos clara la lista de quesos que sí puedes congelar y los que no, vamos a daros unos pequeños consejos para que se haga de la mejor manera posible.

Antes de introducirlos en el congelador, les aconsejamos prepararlos adecuadamente. Lo mejor es cortarlos en porciones pequeñas para poder separarlas en paquetes que luego congelaremos. Así podremos controlar la cantidad exacta de queso que queremos descongelar.

Importante: envolver las porciones en papel film. Con esto vamos a conseguir crear una capa de protección para que nuestros quesos no se oxiden durante el proceso de congelación/descongelación.

Las piezas que tengamos envueltas en papel film, hay que introducirlas dentro de una bolsa de congelar, intentando retirar todo el aire que pueda quedar dentro.

Aunque no es obligatorio, sí que recomendamos que la congelación sea rápida, para que el poco agua que contienen los quesos (curados y semicurados) no se pueda cristalizar. 

Y por último, pero no menos importante, el proceso de descongelado debe de ser lento y a poder ser dentro de la nevera. Puedes sacarlo por ejemplo la noche anterior. 

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